La azitromicina es un antibiótico macrólido cuyo ingrediente activo es, precisamente, la azitromicina. Actúa inhibiendo la síntesis de proteínas en las bacterias, impidiendo su crecimiento y proliferación, lo que ayuda al cuerpo a combatir la infección.
La dosis de azitromicina varía según la infección a tratar y la edad del paciente. Es esencial seguir estrictamente las indicaciones del médico o farmacéutico. Generalmente, se administra una dosis única diaria durante un período de 3 a 5 días. Nunca te automediques.
La azitromicina se utiliza para tratar diversas infecciones bacterianas, incluyendo: infecciones respiratorias como bronquitis y neumonía, infecciones de la piel y tejidos blandos, infecciones del oído medio (otitis media), faringitis estreptocócica (amigdalitis) e infecciones de transmisión sexual como la clamidia.
Algunos análogos del ingrediente activo azitromicina son: claritromicina, eritromicina, roxitromicina y diritromicina.
Análogos con un efecto similar a la azitromicina, es decir, otros antibióticos que combaten infecciones bacterianas, incluyen: amoxicilina, doxiciclina, ciprofloxacino y levofloxacino. La elección del antibiótico adecuado depende del tipo de infección y de la sensibilidad de la bacteria causante.
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