La clorpromazina es un medicamento antipsicótico utilizado para tratar una variedad de condiciones, incluyendo la esquizofrenia, el trastorno bipolar (en episodios maníacos), y otros trastornos psicóticos. También se puede utilizar para controlar las náuseas y los vómitos severos, el hipo persistente y, en algunos casos, como premedicación antes de la cirugía.
Certificados de Registro:
La clorpromazina está registrada en muchos países bajo diferentes nombres comerciales. La información específica sobre los números de registro y los fabricantes varía según la región. Es fundamental consultar la información del producto proporcionada por el fabricante o la agencia reguladora de medicamentos local para obtener detalles precisos sobre el registro en su país.
Dosificación:
La dosis de clorpromazina varía significativamente según la condición a tratar, la gravedad de los síntomas y la respuesta individual del paciente. Es esencial seguir estrictamente las indicaciones del médico. A continuación, se presentan algunas pautas generales:
Esquizofrenia: La dosis inicial suele ser baja y se aumenta gradualmente hasta alcanzar el efecto terapéutico deseado.
Manía: La dosis también se ajusta individualmente, comenzando con una dosis baja.
Náuseas y vómitos: Se utilizan dosis más bajas que para los trastornos psicóticos.
Es crucial no modificar la dosis ni interrumpir el tratamiento sin consultar previamente con un médico.
Análogos de la Clorpromazina:
Existen otros antipsicóticos con mecanismos de acción similares o indicaciones terapéuticas superpuestas a la clorpromazina. Algunos ejemplos incluyen:
Tioridazina: Otro antipsicótico típico, aunque su uso es menos común debido a posibles efectos secundarios cardíacos.
Levomepromazina (Metotrimeprazina): Utilizada también para el tratamiento de la esquizofrenia y como analgésico en pacientes terminales.
Promazina: Un antipsicótico de baja potencia, similar a la clorpromazina.
Perfenazina: Un antipsicótico típico de potencia media.